Enrique Aldaz Riera tuvo la desgracia de nacer en Murcia el día uno de julio de 1944. La desgracia, evidentemente, no fue haber nacido en Murcia, sino haberlo hecho en 1944, pues su deseo hubiera sido haber nacido varias décadas después. Pasó su época de estudiante sin dar ni golpe, con el agravante, además, de tener dos hermanos matrículas absolutos. Recibió justos pescozones de su padre por ello. “Pero papá, se defendía, si yo no suspendo nunca y saco buenas notas” “pues imagínate si estudiases lo que sacarías”. Comprendió que su padre tenía razón llegado el tiempo de ganarse los garbanzos, pues decidió preparar oposiciones y por ello supo lo que era estudiar de veras. Debidamente suspendido pasó a trabajar en ASTANO, un astillero de Ferrol y, a los pocos días, pasó de socialista de salón a facha de realidad, pues advirtió que, salvo casos de santidad, como la madre Teresa de Calcuta, nadie es de izquierdas con su propio dinero; con el de los demás, sí, con el del Estado, también, pero con el propio, no. Comprendió también que el ser humano es un animal aparentemente racional, cuya única y verdadera diferencia con el resto de los animales es su capacidad para complicarse la vida y decidió complicársela lo menos posible y hacer gimnasia de hombros ante las barbaridades que veía allí.
Conoció a dos chicas en Fenol y, como no podía casarse con las dos, lo hizo con una de ellas. Antes, al no ver seguros los garbanzos preparó de nuevo oposiciones y aprobó notarías, lo que demuestra que la oposición no es tan dificil como se piensa. A partir de ahí, su mujer le acompañó pacientemente en sus traslados a Mellid, Carballino, Villafranca del Penedés, Lérida y Hospitalet de Llobregat Actualmente está destinado en Alcalá de Henares adonde no le ha acompañado su mujer, no por negarse a hacer otro traslado, a pesar de tener toda la razón en ello, sino porque su hija está estudiando en Barcelona y su madre la acompaña. Tantas idas y venidas explican que él sea de Murcia, su mujer de Fenol, su hijo de Carballino y su hija de Barcelona. El hecho de tener la familia en Barcelona justifica plenamente que los viernes haga novillos y se traslade a esa ciudad en el AVE. Su situación actual no puede ser más envidiable. Los fines de semana tratado a cuerpo de rey y cuatro días en Alcalá para descansar de tanto amor. Sus dos aficiones principales son poner verdes a los políticos –es decir, hacer justicia– y escribir cuando su natural vagancia lo permite. Odia corregir lo escrito y más de una vez duda si la coma está en buen sitio o procede acentuar una palabra, así que si encuentran alguna falta de ortografía en el libro que presenta, como se dice en Murcia ustedes, disimulen.